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viernes, 8 de mayo de 2015

Una Historia Para Reflexionar

El soldado Naamán

Naamán era un comandante del ejército de la antigua Siria (llamada Aram) cuando contrajo una de las enfermedades más temidas de la época: la lepra no solo era una sentencia de muerte, sino que suponía una muerte lenta y horrible.

La Enfermedad 
Esta enfermedad causa llagas en la piel y lesiones en los nervios. En aquellos días, sin tratamiento disponible, las manos y los pies deformaban, así como las horribles excrecencias. Y por si era poco, cualquiera que tuviera lepra era considerado impuro, inmundo o contagioso. Tenían que separarse de sus familias y  amigos y  vivir solos con otros leprosos. 


No era una sentencia de muerte física, era una sentencia de muerte social y se la consideraba un castigo de los dioses.

Naamán, jefe del alto rango y persona importante del ejército, estaba desesperado por encontrar alguna cura antes que los demás se percataran de su enfermedad y lo rehuyeran.


Tiempos de conflictos
En aquella época, siria era una de las naciones dominantes de la zona y, aun no se había declarado la guerra abierta con los Israelitas (Hebreos), habían ataques regulares contra las ciudades hebreas.

En la casa de Naamán había una joven esclava hebrea que hacía de criada de sus esposa. Cuando oyó la enfermedad dijo <<Si rogara mi señor al profeta que está en samaria, El sanara su lepra>>.


Zona de Guerra
Samaria era la capital de Israel, muy entrada al territorio enemigo, de modo que acudió a su rey y solicito permiso para visitar a samaria. El rey no quería perder un jefe militar tan valioso.

De modo que envió una carta---u mucho oro y plata--- al rey  Joram de Israel en la que decía: <<Cuando recibas esta carta, sabrás que yo te envió a mi siervo Naamán para que lo sanes de su lepra. 




La Trama 
El rey Joram sabia que la lepra era incurable, veía ante el únicamente una trama. Que el rey de siria quería echarle la culpa por la muerte de Naamán, una escusa para atacar con su ejército.

Joram se puso de pie se rasgo la toga y grito <<¿¿¿Acaso soy yo Dios, que da vida y la quita, para que me envié a un hombre para que lo sane de su lepra.


La Esperanza
Naamán estaba dispuesto a desistir y volver a casa,pero el profeta Eliseo oyó que había hecho el rey . Envió un mensaje que decía: <<¿Por qué has rasgado tus vestidos? Que venga a mi y vera que hay un profeta en Israel.>>


Cuando Naamán y su equipo llegaron a casa de Elíseo, el militar espera que elíseo realice un ritual de curación o que hiciera un sacrificio a los dioses. Pero por la puerta solo apareció un Giezi (siervo).


Transmitió las instrucciones de Elíseo. <<Ve y lávate siete veces en el Jordán; tu carne se restaurara y seras limpio>>.

La ira

<<¡¡¡Que!!!>> Naamán ya estaba ofendido de que el profeta ni se hubiese molestado en salir a su encuentro. Encima, ¡¡¡Elíseo le ordena que se bañe en un rió sucio!!! <<Si lavarse sirviera para algo, ¿Por qué no iba a lavarme en los ríos que tengo cerca de casa?>>.
Pisando con determinación se dio media vuelta para dirigirse a su país.


El Siervo Prudente 
Naamán preguntaba: <<¿Qué mas da un rió que otro?>>. El agua es agua; entonces, ¿Por qué el Dios de Elíseo  quiere que zambulla el agua, lo que cuenta es la zambullida, no en el rió que yo me zambulla. Pero había algo que Naamán no sabía.


<<Amo>> dijo uno de los criados de Naamán, <<Si el profeta te hubiese pedido que hicieras algo difícil o peligroso, lo habrías hecho. ¿Te va hacer daño intentar zambullirte en el rió?

La Zambullida
Naamán dio la vuelta y se dirigió hacia el rió e hizo como Elíseo había mandado. Siete veces se zambullo en el agua  y cuando se lavando la ultima vez, Su lepra había desaparecido.
















¿Por qué importo en que rió se zambullo Naamán? 
Era una prueba para demostrar si creía realmente en elíseo y en el Dios de Elíseo.  



Tomado del libro: Mas allá de la Imaginación
De John T. Baldwin
Jerry D. Thomas

Referencias:
Segundo de reyes capitulo 2
Reyes 5:3
Reyes 5:7












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